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Restaurantes de estilo industrial, claves para triunfar

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Sobrios y con mucha personalidad.

Así son los restaurantes de estilo industrial, una tendencia que, además, puede resultar muy económica para quienes se proponen montar un negocio de hostelería. ¿Las razones? Permiten un look ‘desnudo’, en el que las estructuras del local pueden quedar a la vista sin que nadie se moleste por ello, y en el que la imperfección es no solo admitida, sino, incluso, celebrada.

Eso sí, si quieres dar vida a un restaurante de estilo industrial, debes ir con todo:

No te quedes solo con un par de detalles. Crea una atmósfera auténtica que recuerde a esas de las antiguas fábricas neoyorquinas, con sus elementos estructurales a la vista y sin refinar, con sus grandes espacios continuos tipo loft, su aspecto ‘inacabado’ y sus muebles de mediados de siglo XX, la época en la que nació este estilo, rescatados de aquí y de allá.

¿Cómo, que aún no te queda claro cómo diseñar un restaurante de estilo industrial de revista? Sigue leyendo: ¡Tenemos las claves para triunfar!

1. Crea texturas interesantes con paredes desgastadas o de ladrillo visto en tu restaurante de estilo industrial

Las paredes impolutas son enemigas del estilo industrial, pues hacen que parezca impostado. Para conseguir un efecto auténtico en tu restaurante de estilo industrial, necesitas muros desgastados. Puedes conseguirlo ‘desvistiendo’ la pared, es decir, quitando capas antiguas de pinturas, azulejos, papel pintado, etcétera y dejando el resultado, imperfecto pero interesantísimo, a la vista.

Si no tienes la suerte de estar en un local con historia, puedes optar por la tradicional pared de ladrillo visto. Eso sí, ¡que no quede como recién puesta! Es conveniente tratarla para darle textura y ese efecto envejecido que tanto funciona a la hora de diseñar un restaurante de estilo industrial.

2. Apuesta por materiales raw o macizos para tu restaurante de estilo industrial

Como apuntábamos antes, los acabados de un restaurante de estilo industrial y de su mobiliario deben ser raw, es decir, “crudos”. Mejor lo envejecido en lugar de lo pulido; mejor lo mate en lugar de lo brillante.

En el caso de la madera, por ejemplo, cuanto más ‘usada’, mejor, como sucede en las cubiertas de Mesas, con efecto desgastado y baldas de madera de acacia con acabado tipo corte de sierra.

En las mesas de un restaurante de estilo industrial, sin embargo, lo más cómodo es optar por madera tratada de manera que resulte fácil de limpiar, pero aún así, es conveniente que se aprecien las vetas, que se note que es madera maciza -un material que encaja perfectamente en esta tendencia- y no una burda imitación.

Las Sillas Su armazón de metal en acabado en pintura en polvo, en negro profundo, recuerda a los orígenes de este estilo nacido en antiguas fábricas, pero gracias a sus formas “informales” cuentan también con un toque de sofisticación y un atractivo únicos y muy contemporáneos.

3. En los asientos de tu restaurante de estilo industrial, alíate con el acero y la piel

De entre todos los materiales que caracterizan a los restaurantes de estilo industrial, podríamos decir que el metal y el cuero son los más característicos. Esta combinación resulta especialmente acertada a la hora de elegir los asientos de un restaurante de estilo industrial, como demuestran los elegantes taburetes altos de metal y piel Oxley, de estructura tubular de acero acabada en pintura en polvo y asiento  tapizado en piel.

 

4. La iluminación, mejor “de fábrica” para los restaurantes de estilo industrial

Las primeras fábricas eran estructuras sin apenas divisiones para poder alojar al mayor número de trabajadores y máquinas posible. Se trataba de construcciones sencillas, que evitaban elementos ornamentales de cualquier tipo para minimizar el riesgo de incendio. De ahí su apariencia “inacabada”, caracterizada, además de por ladrillos vistos, por tuberías y conductos expuestos.

Estas peculiaridades resultan ventajosas a la hora de diseñar un restaurante de estilo industrial, pues nos permiten ahorrar dinero dejando la instalación a la vista -y resultan más sencillos también de reparar que los encastrados-. Por ello, no hay ningún problema si decidimos dejar los cables de la luz por fuera de pared y techo, ¡todo lo contrario! Aunque también podemos llevarlos por medio de tuberías al lugar que más nos interese.

Para redondear este ‘efecto industrial’, por supuesto, necesitaremos lámparas que imiten a aquellas que se instalaron a principios del siglo XX en las factorías, que suelen ser de metal y tener colores oscuros.

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